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Avenida Corrientes: menos ruido desde que se hace peatonal

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El ruido urbano baja a la noche. No importa la ciudad del mundo que se tome como ejemplo. Ocurre en Nueva York, en San Pablo, en Bogotá, en Dublin. También, en la Ciudad de Buenos Aires. Porque, sea cual sea el punto, a la noche hay menos circulación de autos, colectivos, taxis y camiones. Y eso impacta en forma directa en el ruido: el tránsito es su causa principal.

Entre las 19 y las 2 de la madrugada, en el lado izquierdo de la avenida Corrientes los autos desaparecen. La peatonalización se da en dos carriles y en una porción limitada de Corrientes, entre Callao y Cerrito. Pero, incluso siendo parcial, ya muestra mejoras no sólo para las personas que tienen más espacio para caminar, sino para las que viven y trabajan ahí y soportan la contaminación acústica de la avenida.

A cuatro meses de la peatonalización, los niveles de ruido se redujeron en cinco decibeles. Así lo afirmaron a Clarín desde la Dirección General de Evaluación Ambiental del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. El área comparó los decibeles captados en un punto de la avenida, previo a la peatonalización y posterior a ella.

En forma específica, estudiaron los decibeles que había en la franja de 19 a 2 de la madrugada antes de que hubieran concluido las obras y, después, repitieron la evaluación con los carriles exclusivos para peatones ya habilitados. Las mediciones se hicieron por un lapso de siete días, sin interrupciones. Y permitieron verificar una disminución del ruido del orden de los cinco decibeles.

En las ciudades el nivel de ruido siempre tiende a bajar por la noche, por una menor circulación de vehículos. Pero, según los números analizados, la peatonalización hizo que esa merma se acentúe aún más, por lo que en forma general mejoraron los niveles de ruido”, analizó Silvia Cabeza, titular de la Asociación Civil Oír Mejor.

En 2004 la asociación presentó un proyecto de ley para que fuera obligatoria la confección de un mapa acústico cada cinco años. La iniciativa, además, exigía la definición de niveles sonoros permitidos por franja horaria: en los diurnos, de 7 a 22; y los nocturnos de 22 a 7. Esas demandas se convirtieron ese mismo año en ley, pero fue 15 años después, en abril, cuando se presentó el primer mapa interactivo de ruido.

a estación está en Corrientes 1179. En ese lugar, a través de una app de medición de decibeles, Clarín registró un mínimo de 64 decibeles y un máximo de 77. Era martes, a las 18.50, con autos, colectivos y taxis ocupando toda la avenida. Diez minutos más tarde, con Corrientes ya peatonal, la mínima descendió a 62 y la máxima a 74. Menos decibeles. Menos ruido.

Para tomar dimensión, un sonido de 70 decibeles ya impide hacer tareas que requieren concentración. Mientras que las personas que soportan un ruido constante de entre 80 y 90 decibeles sufren estrés, cansancio y alteración del sueño. Para la experta Silvia Cabeza la reducción de un decibel ya es útil: “El público, en general, tiende a pensar que un decibel no es significativo, pero para los que estudiamos y medimos ruido lo es. Y todavía más significativo es bajar cinco decibeles de una avenida”.

“La reducción es importantísima. Lograr una baja así es engorroso, tanto en términos de tránsito como económicos”, dijo Germán Said, ingeniero civil en acústica y el técnico a cargo del estudio. Y dio un ejemplo: “Para producir una caída de tres decibeles en una avenida con mucho caudal de tránsito habría que llevar la circulación vehicular a la mitad o implementar medidas de mitigación muy onerosas. En acústica ambiental la reducción de ruido suele ser compleja”.

Los carriles peatonales de la avenida Corrientes fueron habilitados en el mes de abril. Foto: Marcelo Carroll

 

Fuente: Clarín

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