Fueron detenidos con celulares robados gracias a las cámaras del CMU
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Cuatro personas, entre ellas un hombre de nacionalidad peruana y tres mujeres argentinas, fueron detenidas por la Policía de la Ciudad tras una serie de robos de celulares en la vía pública bajo la modalidad punga.
El accionar fue detectado por el Centro de Monitoreo Urbano (CMU), cuyas cámaras permitieron seguir los movimientos del grupo hasta su captura en la estación Miserere del subte.
Fue una acción coordinada entre el personal de monitoreo y los efectivos en el terreno. Gracias al seguimiento en tiempo real logramos evitar que estas personas continuaran delinquiendo en el transporte público, señalaron fuentes policiales consultadas por este medio.
La secuencia comenzó cuando operadores del Centro de Monitoreo Urbano detectaron a un hombre y una mujer con actitud sospechosa en la avenida Rivadavia al 2800, justo en el ingreso a la estación Miserere de la Línea A del subte.
Las cámaras ya los habían captado minutos antes cometiendo un robo de celulares en la intersección de la avenida Nazca y Bogotá, aprovechando el descuido de los peatones.
De inmediato, se emitió una alerta a los móviles policiales de la zona. Gracias a la coordinación entre el CMU y los efectivos que patrullaban el lugar, los sospechosos fueron interceptados y demorados sin que se produjera resistencia.
Sin embargo, la vigilancia no se detuvo allí. Desde el CMU informaron que los delincuentes no actuaban solos.
Al momento del hurto estaban acompañados por otras dos mujeres que, luego de concretado el hecho, abordaron el subte en dirección a la estación Plaza de Mayo. En respuesta, personal de la División Subtes Líneas A y B se movilizó y aguardó la llegada de la formación.
La detención fue precisa. Apenas las sospechosas descendieron del tren, fueron aprehendidas y trasladadas por efectivos policiales.
Ante la presencia de testigos, se realizó una requisa sobre sus pertenencias y se hallaron 14 teléfonos celulares de distintas marcas, lo que reforzó la sospecha de que se trataba de una banda organizada dedicada a la modalidad punga en entornos de alto tránsito.
El caso quedó en manos del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 35, a cargo del Dr. Osvaldo Rappa, con intervención de la Secretaría N° 120 del Dr. Farre.
Desde allí se avalaron las actuaciones de la Policía de la Ciudad, ordenando el secuestro de los teléfonos robados y el traslado de los detenidos a la Comisaría Vecinal 3 A. Todos quedaron imputados bajo la figura de “averiguación de ilícito”.
Si bien los hechos no son nuevos en los circuitos delictivos porteños, la intervención del CMU demuestra cómo la tecnología puede marcar la diferencia en la prevención y resolución de delitos en tiempo real.
“La integración de herramientas de vigilancia con respuesta rápida en el terreno es clave para disuadir estas prácticas”, explicaron desde el Ministerio de Seguridad porteño.
El accionar de los detenidos también revela una estrategia delictiva segmentada por roles: mientras uno o dos integrantes se encargaban de distraer a la víctima y sustraer los dispositivos, los otros esperaban en puntos de escape como el subte, aprovechando la masividad y la dificultad de identificación inmediata en los vagones.
Por otro lado, el hallazgo de 14 teléfonos sugiere que los implicados podrían haber actuado durante varios días o bien haber cometido múltiples robos en una misma jornada.
No se descarta que existan más víctimas, por lo que se invitó a los ciudadanos que hayan sufrido este tipo de robos en la zona a acercarse a la comisaría correspondiente para efectuar el reconocimiento de los objetos secuestrados.
La Policía de la Ciudad destacó también la importancia de las denuncias inmediatas por parte de los damnificados, ya que eso permite que las fuerzas de seguridad actúen en los minutos críticos posteriores al hecho. En muchos casos, la recuperación de celulares robados depende de que se actúe con rapidez.
Desde el Ministerio de Seguridad enfatizaron que este tipo de operativos se enmarcan en un plan de prevención más amplio que incluye el monitoreo inteligente de zonas calientes, la presencia visible de fuerzas policiales en espacios públicos y el fortalecimiento del trabajo conjunto con operadores del CMU.
A medida que se conocen más detalles del caso, crece la inquietud sobre cómo estos grupos organizan su logística para moverse con impunidad en plena luz del día.
En ese sentido, el subte —por su carácter cerrado y de alta circulación— se vuelve un escenario ideal para estas maniobras delictivas, aunque el incremento en los controles ha generado también un descenso progresivo en los índices delictivos.
Este episodio no sólo deja en evidencia la peligrosidad de ciertas bandas organizadas en la Ciudad, sino también la eficacia de una estructura de seguridad que, cuando articula bien sus recursos, puede dar respuestas concretas.