Cayó banda de viudas negras por un homicidio
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Cuatro hermanas fueron detenidas tras una serie de allanamientos simultáneos en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires.
Se las acusa de haber sedado y robado a al menos seis hombres en diferentes barrios porteños. En uno de los episodios, una de sus víctimas murió. Las mujeres actuaban como una banda de “viudas negras” y una de ellas era menor de edad.
Fue un trabajo de investigación minucioso y articulado entre distintas fuerzas y jurisdicciones. No descansamos hasta dar con las responsables de estos hechos tan graves, señaló un vocero de la Policía de la Ciudad tras confirmarse las detenciones.
La trama comenzó a desarrollarse en febrero pasado, cuando personal de la Comisaría Vecinal 14A acudió a un departamento de Fray Justo Santamaría de Oro al 2400, en el corazón de Palermo.
Allí, los efectivos encontraron a un hombre muerto y a otro apenas consciente. Ambos habían sido víctimas del mismo grupo de mujeres, a quienes habían conocido esa misma noche a la salida de un boliche.
Siguiendo el patrón clásico de las “viudas negras”, las mujeres compartieron bebidas con los hombres en el departamento. La mezcla de alcohol y sustancias tóxicas resultó letal para uno de ellos.
Al despertar, el sobreviviente descubrió no solo el cuerpo sin vida de su amigo, sino también el robo de una consola Playstation 4, dos joysticks, teléfonos celulares y una suma de dinero en efectivo.
La investigación que siguió fue ardua, paciente y reveladora. Con el testimonio del sobreviviente y las imágenes de cámaras de seguridad públicas y privadas, los investigadores pudieron trazar la ruta de huida de las mujeres hasta el barrio de Mataderos. El análisis técnico fue clave para identificar a las responsables.
El giro inesperado del caso fue descubrir que las cuatro mujeres eran hermanas. Las edades sorprendieron: una de ellas tenía apenas 16 años, mientras que las demás tenían 21, 24 y 35 años respectivamente.
El equipo de Delitos contra las Personas, junto a la División Homicidios, estableció además que no era la primera vez que actuaban bajo este modus operandi.
De hecho, se les atribuyen al menos otros tres robos con el mismo patrón en Villa Crespo, La Paternal y Palermo. En total, fueron seis los hombres que cayeron en sus redes, aunque no se descarta que haya más víctimas que no realizaron la denuncia, ya sea por temor o por vergüenza.
Uno de los datos más relevantes del expediente judicial es que la hermana mayor, de 35 años, ya tenía un pedido de captura vigente emitido por la Unidad Funcional de Instrucción N°1 de Ezeiza. Estaba imputada como coautora de un robo agravado por su comisión “en poblado y en banda”.
Los procedimientos judiciales que permitieron la detención de las mujeres se llevaron a cabo bajo las órdenes del Juzgado Nacional de Menores N°3, a cargo de la Dra. Marano Sanchis, y la Secretaría N°8, del Dr. Constantino.
Durante los operativos no solo se concretaron las detenciones, sino que también se incautaron varios elementos clave: celulares, perfumes y prendas de vestir que coinciden con los utilizados la noche del crimen.
La justicia ahora investiga si hubo participación de otros cómplices, o si las hermanas contaban con una red de apoyo para la reventa de los objetos robados.
También se perita el contenido de los teléfonos celulares secuestrados en busca de mensajes, coordenadas, fotos o vínculos que puedan aportar nuevos datos a la causa.
Casos como estos reflejan una dinámica criminal que se repite con frecuencia en la noche porteña. Las “viudas negras” apelan al engaño, la seducción y la química para neutralizar a sus víctimas.
Es un delito que no sólo implica el robo, sino también pone en juego la salud y la vida de las personas. La muerte de una de las víctimas es una prueba brutal de ello.
Organizaciones de víctimas vienen reclamando hace tiempo campañas de concientización sobre este tipo de delitos.
También hay pedidos para que los boliches y bares trabajen junto a las autoridades en la prevención y detección de estos grupos delictivos, que se aprovechan del clima nocturno para operar con impunidad.
Por otra parte, la implicancia de una menor de edad en esta banda familiar despierta preocupación y abre interrogantes sobre su entorno, la dinámica de poder dentro del grupo, y los factores sociales que la llevaron a formar parte de una estructura delictiva junto a sus hermanas.
Las cuatro mujeres quedaron imputadas por los delitos de robo agravado, asociación ilícita y, en el caso del fallecido, posible homicidio con dolo eventual, aunque esa figura aún está en evaluación judicial.
En tanto, la menor fue puesta a disposición de la Justicia de Menores, que decidirá su futuro procesal en los próximos días.
Como periodista, me resulta inevitable pensar en el trasfondo de estas historias que empiezan como encuentros casuales y terminan en tragedia.
Una banda de hermanas que usaban el engaño como arma, y que ahora enfrentan las consecuencias de una cadena de delitos que dejaron víctimas físicas, materiales y emocionales. El caso, sin dudas, será recordado como uno de los más impactantes del año.