Así desbarataron a la banda del robo más insólito de Puerto Madero
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Tras una serie de allanamientos estratégicos en distintos puntos del AMBA, la Policía de la Ciudad logró capturar al último miembro de una banda delictiva que, en diciembre pasado, protagonizó un espectacular robo millonario a un corralón en Puerto Madero.
El grupo, integrado por menores de edad y un joven adulto, se llevó desde inodoros inteligentes hasta un simulador de golf valuado en 25 mil dólares, en un golpe planificado con precisión y audacia.
La investigación fue meticulosa. Cruzamos datos de cámaras, redes sociales y señales de antenas para dar con los responsables, señalaron desde la División Investigaciones Comuna 1 Sur, quienes estuvieron al frente del caso que puso en jaque a una banda inusual por el nivel de organización y los objetos sustraídos.
El caso comenzó en diciembre de 2024, cuando un robo de características atípicas sacudió al exclusivo barrio de Puerto Madero.
El blanco: un corralón de materiales de construcción. El botín: grifería de alta gama, cuarenta inodoros inteligentes, computadoras, dinero en efectivo, un camión Iveco y un objeto tan costoso como curioso: un simulador de golf “Trackman”, valuado en aproximadamente 25 mil dólares.
La investigación estuvo a cargo de la División Investigaciones Comuna 1 Sur de la Policía de la Ciudad, que en poco tiempo logró reconstruir los pasos de los delincuentes.
El trabajo incluyó un seguimiento exhaustivo de las cámaras de seguridad de la zona, el análisis de redes sociales vinculadas a los sospechosos y la triangulación de señales de telefonía celular.
Fue un operativo técnico y meticuloso, orientado por una premisa central: los delincuentes eran jóvenes y se manejaban con cierta imprudencia en redes.
Los investigadores lograron así identificar a los cuatro integrantes de la banda: tres menores de edad —de 14, 15 y 17 años— y un mayor de 22.
Las detenciones se dieron de manera escalonada, pero esta semana se concretó el arresto del último prófugo, un adolescente de 17 años, en el Barrio Fátima de Villa Soldati. Además, otro menor, de 15, fue notificado de la causa en su contra en un domicilio ubicado sobre la calle Azopardo al 900, en el barrio porteño de San Telmo.
El operativo final fue autorizado por el Juzgado Nacional de Menores Nº 3, a cargo de la jueza Julia Marano Sanchís, con la intervención de la Secretaría Nº 8 del doctor Pettigiani.
En total se ejecutaron cuatro allanamientos simultáneos: dos en domicilios de Villa Soldati, uno en San Telmo y otro en Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires. El despliegue fue amplio y coordinado, una muestra clara de cómo la articulación judicial y policial puede ser eficaz ante delitos complejos.
Durante los procedimientos, además de detener al último integrante de la banda, se incautaron 1.198.000 pesos en efectivo, once teléfonos celulares, prendas de vestir que habrían sido utilizadas durante el robo —entre ellas camperas, gorras y bermudas—, un pendrive con información clave y el simulador de golf robado. Este último objeto fue recuperado intacto y será devuelto al corralón víctima del asalto.
Los otros dos implicados ya se encontraban detenidos: un menor de 14 años, alojado en el Instituto de Menores José de San Martín, y un joven de 22, arrestado el pasado 8 de marzo en la Comisaría Vecinal 14C, imputado por “robo en poblado y en banda”.
La causa, que continúa su curso, podría incluir nuevos elementos en las próximas semanas, en tanto se analizan los dispositivos secuestrados y se reconstruye la logística del golpe.
Este caso no solo expone la creciente participación de menores en delitos organizados, sino que también deja al descubierto una problemática social de fondo: adolescentes que, pese a su edad, forman parte activa de bandas que operan con niveles de planificación llamativos.
La impunidad con la que se manejaban hasta ahora, usando redes sociales sin precauciones y moviéndose con libertad en distintos barrios, contrasta con el nivel de sofisticación del robo.
Desde el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño destacaron la importancia de continuar reforzando las tareas de inteligencia urbana. “Los datos, cuando se analizan correctamente, nos permiten anticiparnos o esclarecer hechos complejos como este. El uso de cámaras y tecnología es clave”, señalaron desde la cartera.
El caso también reaviva el debate sobre la edad de imputabilidad y los modos de contención que el sistema judicial debe ofrecer para evitar que adolescentes se vean atrapados en el delito.
En muchos casos, como este, los menores actúan bajo la dirección o influencia de adultos, lo que agrava aún más la situación y evidencia una red de criminalidad que excede el simple hecho delictivo.
En paralelo, desde el corralón víctima del robo —que pidió preservar su identidad— señalaron que, si bien parte del material fue recuperado, aún sufren pérdidas económicas importantes y esperan que el proceso judicial avance con celeridad. “Nunca imaginamos que podíamos ser blanco de un robo así.
La banda sabía lo que buscaba. Fueron directamente por los elementos más caros y específicos”, afirmaron.
Con la detención del último integrante de la banda, se cierra uno de los casos más resonantes del último verano porteño.
Como periodista, ver cómo una investigación tan compleja se resuelve gracias al cruce inteligente de datos y tecnología me confirma que hay herramientas para enfrentar el delito.
Pero también me obliga a preguntarme: ¿qué estamos haciendo como sociedad para que chicos de 14 años terminen protagonizando robos de esta magnitud?