Programa “Arte en los barrios”
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Hacia el norte, una ciudad comparable a los grandes centros urbanos, con inversiones y una amplia oferta de servicios. Hacia el sur, un paisaje de poblaciones más pobres. Educación, salud, espacios verdes, cloacas, recolección de basura, servicios públicos; las diferencias entre uno y otro polo son históricas y estigmatizantes. Y no sólo se limitan a lo urbano, también se dan en el acceso a la cultura.
La lista de barrios con poca o nula oferta cultural propia -teatros, cines, museos y bibliotecas- está siempre en una misma franja: el Sur. Desde 2016, el programa “Arte en barrios” del Gobierno porteño tiene como fin trabajar sobre esa franja, acercando la oferta cultural de la Ciudad, que es mucha.
En sus tres años, el programa ya llegó a más de 200.000 vecinos y durante este año se están realizando 1.350 actividades. Se desarrollan en el Playón de Chacarita, el barrio Saldías, las villas 31, Rodrigo Bueno, Lamadrid, Zavaleta, 21-24, Juan XXIII, 1-11-14, Rivadavia II, Los Piletones, Fátima, Cildañez, Barrio 20, Ciudad Oculta, Piedrabuena, Carrillo, Complejo Padre Mugica, Soldati, Lugano I y II, La Esperanza y La Carbonilla.
El impacto en cada lugar es multiplicador y deja historias como la de Malena Togni, una alumna de danza urbana que llegó al Teatro Colón. O como la de Milito, el rapero que se transformó en docente en Ciudad Oculta. O programas tan transformadores como el que impulsó a la Compañía de teatro de los chicos de la Villa 21-24.
Malena Togni, la bailarina del barrio Fátima que llegó al Colón
“Me encanta bailar. Empecé de chiquita, no sabiendo que el día de mañana me terminaría gustando tanto”, dice Malena Togni de 16 años. Vive en el barrio de Fátima, en Villa Soldati, y desde abril de 2018 participa en los talleres de orquesta y danza urbana de Arte en Barrios.
Después de cinco meses de estudio hizo su primera aparición en el escenario. Fue en el Festival Ciudad Emergente, el que celebra la producción joven en música y arte, junto a sus compañeros de Soldati y otros alumnos de la Villa 31, en una presentación de freestyle y género urbano. Desde entonces no paró: al mes siguiente bailó en el hall del Teatro San Martín, dentro del Festival de Danza Contemporánea, en un show que tuvo como eje la identidad, fuerza y vitalidad en las calles de los barrios vulnerados.
Pero eso tampoco fue todo. En diciembre, como parte de los festejos de cierre de año de Arte en Barrios, bailó en la fachada de la Usina del Arte. Y ese mismo mes subió por primera vez al escenario del Teatro Rivadavia: “No me imaginé que iba a salir a exponer a distintos teatros. Ahí fue cuando decidí que esto me gusta: sentirme así y que la gente disfrute lo que ve”.
En marzo, Malena fue becada por el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón para el seminario de Danzas Españolas, en el que profundizó diferentes técnicas de flamenco. Poco después, fue becada por la Fundación Julio Bocca. Ahí estudia una vez por semana diferentes clases especializadas en distintos estilos, entre ellos Danza Urbana, Comedia Musical y Danza Clásica.
La Compañía de teatro de la villa 21-24 que se lució en el FIBA
Cuando todo empezó, en marzo de 2018, eran 15 chicos. Ninguno con experiencia en actuación. Durante un año, al mando de docentes como el director Rubén Segal y el compositor, productor y director musical Carlos Gianni, ensayaron en la Casa de la Cultura, en la escuela del barrio (la N° 12) y en el auditorio de la Usina del Arte.
A partir del boca a boca, más chicos tuvieron ganas de participar y llegaron a ser 35. Recién entonces se formó la Compañía de Teatro 21-24, que presentó el clásico de Hugo Midón “Derechos torcidos”, que se estrenó a sala llena en la Usina del Arte y luego se replicó en el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). “Me parece muy interesante que los chicos de la 21-24 hagan esta obra, que trasciende el hecho de hablar de las carencias. Lo que transmite es que hay que trabajar para que los chicos tengan un futuro y no hay mejor manera de garantizarlo que dándoles un presente concreto y saludable”.
Por su parte, María Hopff, Coordinadora del programa Arte en Barrios, sumó: “Nos da mucho orgullo que un grupo de preadolescentes de un barrio haya tenido la oportunidad de presentarse en un festival internacional, después de mucho esfuerzo y dos ensayos semanales”.
