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Las palabras de Macri en el Congreso de la Nación

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La inflación existe porque el otro gobierno la promovió, creía que era una herramienta válida de la política económica, fustigó Mauricio Macri mientras enumeraba con inusual dureza a la anterior administración. “Uhhh”, se escuchó al unísono frente a una de las pantallas instaladas frente al Parlamento, donde un puñado de militantes de Cambiemos y autoconvocados seguía el discurso presidencial.

El fragmento de mayor tensión dentro del recinto se trasladó a las inmediaciones del Congreso.

Al grito, como el del hincha de cancha que entre asombro y cierto disfrute presencia el inicio de una riña futbolera, le siguió un estruendoso aplauso y el ya clásico cántico de sí se puede, mientras dentro del recinto el termómetro de la asamblea legislativa alcanzaba su máxima ebullición con cruces entre dirigentes opositores y oficialistas.

Y más gritos: “¡ladrones!”, “¡resentidos!”, “¡salgan afuera!”, se exaltaban los pocos militantes que se agruparon en las inmediaciones del Congreso, en una plaza que lució casi vacía, rodeada por un imponente operativo de seguridad que incluyó a todas las fuerzas federales y a la Policía Metropolitana.

Hubo más quejas por los cortes de tránsito que interés por el mensaje presidencial.

Para ese momento, el cielo negro había amagado con quebrarse.

Durante todo el discurso del Presidente, que lo leyó de punta a punta como estaba previsto, persistió una muy tenue garúa que no alteró la escenografía.

Un año atrás, en el último mensaje legislativo de Cristina Kirchner como presidenta, una insoportable lluvia había mojado a la imponente movilización que colmó las adyacencias del Palacio Legislativo durante las más de tres horas que duró su mensaje.

Parece que hubiera sido a propósito, o lo fue, pero el ex ministro Axel Kicillof, por lejos el más abucheado por los militantes oficialistas, fue el diputado más enfocado por la televisación oficial.

Julio De Vido, Juan Cabandié o Juan Manuel Abal Medina, otros de los diputados K más registrados por la transmisión, también fueron silbados pero con menor intensidad.

Gran parte de la radiografía trazada por Macri bien podría caberle al ex ministro de Economía.

Ayer, desde el entorno presidencial le habían advertido a la prensa que el tono del discurso de Macri sería duro, y que la herencia de la anterior gestión sería detallada por el Jefe de Estado ante el Parlamento.

Un relato crudo e inusualmente duro en el Presidente, el resultado, además de la satisfacción del equipo de Comunicación oficial por el tono que le imprimió el Presidente a sus palabras, fue un clima tenso, dentro y fuera del recinto.

La escasa movilización festejó a rabiar los tramos en los que el ex vicejefe porteño denunció, según él, la corrupción del gobierno anterior.

Tras el mensaje, y luego de que Macri abandonara la zona, un dirigente peronista de peso del conurbano bonaerense le aseguró a los medios que tras el discurso le resultaba difícil que el bloque K acompañe el pedido oficial para derogar la Ley Cerrojo y cerrar el acuerdo con los holdouts.

Frente a él, una señora entrada en años vociferaba barbaridades sobre Máximo Kirchner, ausente de la asamblea, y un puñado de adherentes del oficialismo y la oposición se cruzaba en chicanas ofensivas.

A pocos metros, la diputada Diana Conti hacía malabares para cruzar la avenida Rivadavia y llegar hasta las oficinas dispuestas frente al Congreso, ante una turba iracunda que la insultó sin parar.

Un rato antes, Macri había pedido zanjar diferencias y unir a los argentinos.

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