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Las joyas que esconde el Hipódromo de Palermo

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Cuenta la historia que en la primera carrera que se corrió en lo que era el antiguo Hipódromo Argentino hubo diez mil espectadores.

Son de 1900 y estilo francés, con guía, se podrán redescubrir tribunas, boxes de caballos y la confitería.

Eran épocas en que el turf se erigía como el mayor espectáculo deportivo del país, y a diferencia de lo que ocurría en otros lugares del mundo, aquí los caballos también generaban interés entre el pueblo y la clase trabajadora; no fue un pasatiempo exclusivo de la elite.

La primera Tribuna Oficial se inauguró en mayo de 1876: era de madera, ladrillos y techo de zinc, tenía además una cúpula metálica muy pintoresca y capacidad para 1.600 personas.

Sin embargo, más de treinta años después, las autoridades del hipódromo se rindieron al encanto de la arquitectura francesa, que venía transformando a la Ciudad en lo que se conoció como la París de Sudamérica.

En cada rincón de Buenos Aires, las familias más adineradas construían sus residencias y palacios.

Y en el espacio público Carlos Thays, comenzaba a diseñar las plazas y avenidas que aún hoy le dan identidad a la Ciudad.

Así a principios del 1900 se encargó la renovación de las tribunas a Louis Faure Dujarric.

Y este exponente de la arquitectura francesa será uno de los atractivos que tendrá la séptima edición de “Viví Francia”, que arranca el próximo sábado.

Se realizarán visitas guiadas al Hipódromo el 26, a las 15, gratis y la Embajada de Francia, el Jardín Botánico, la avenida Alvear y el Palacio de Justicia.

El arquitecto e historiador Fabio Grementieri, autor del libro Grandes residencias de Buenos Aires, describió a Dujarric como un dandy anglófilo, siempre impecable.

Se trasladaba en un Rolls Royce, en París, construyó el estadio de tenis de Roland Garros y varios edificios de departamentos suntuosos, pero ya en los años 30 y en un estilo moderno.

Tenía una formación académica muy sólida.

Una de las obras de Dujarric más destacadas en el país fue demolida: un palacio con 50 habitaciones que había diseñado para los Alzaga Unzué, en Rojas, provincia de Buenos Aires.

En la Ciudad, esta familia de terratenientes habitaba también un palacio, el que hoy pertenece al hotel Four Seasons, en Cerrito y Arroyo, a metros de la Embajada de Francia.

La imponente estación Retiro del Ferrocarril Belgrano Norte, es también obra suya, y claro, el Hipódromo Argentino de Palermo tal su nombre desde 1953.

Los pórticos de ingreso, la composición de las fachadas, los pisos, las arañas, todo en el Hipódromo impacta porque fue diseñado y construido como un auténtico palacio.

Igual que la confitería La París, destacó Soraya Chaín, del área de Turismo porteño.

Coordina un equipo de guías que promueven 200 circuitos en diferentes rincones porteños, los circuitos se renuevan todos los meses y se pueden chequear en www.buenosaires.gob.ar/turismo.

La empresa que administra el Hipódromo Argentino de Palermo de nombre homónimo inició en 2008 un proceso de restauración de las fachadas y del interior de estas construcciones patrimoniales.

En la visita, los participantes podrán conocer las tribunas, el interior de los salones y la confitería, además los boxes de exhibición en donde los caballos esperan luego de pasar por la veterinaria y la redonda de exhibición.

En esta pista de 10 metros de largo, construida en torno al túnel de jockeys, se ensillan y montan los caballos que luego participarán de las carreras.

Así, los aficionados pueden ver el estado físico del animal. Se estima que durante las 120 jornadas anuales, se disputan 1.400 carreras, de las que participan alrededor de 20.000 caballos, contó a Clarín Yamile Correa Gómez, del Hipódromo.

Otra joya del recorrido es el reloj, que está ubicado junto a la Tribuna Oficial y tiene 100 años.

Fue fabricado en Tangerhütte (Alemania) especialmente para el Hipódromo.

Y el español Don Luis Agthe quien restauró en los 60 el reloj con carillón del Palacio Legislativo– fue el encargado de su mantenimiento.

Era un experto en relojes pero también, un gran aficionado a los caballos de carreras.

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