¿ Que es Humans of Buenos Aires ?
4 minutos de lecturaLa idea está inspirada en el proyecto “Humans of New York” y ya tiene 790 imágenes.
La fotógrafa Jimena Mizrahi desde hace tres años sale a retratar porteños anónimos, los entrevista y sube sus historias.
Veamos si te das cuenta cómo elijo, propone a modo de juego Jimena Mizrahi y baja la velocidad de sus pasos.
Son las 13:30 de un jueves nublado y ella, alta y esbelta, camina lento por la avenida Corrientes.
Parece que pasea, andando como quien no mira, pero sí, en silencio, cruza las perpendiculares Uruguay, Talcahuano y a poco de llegar a Libertad se frena de golpe.
Hola, ¿Cómo estás?, le pregunta a una chica de flequillo por encima de las cejas, lentes de marco grueso y un paraguas fucsia cerrado en la mano derecha.
Retrato a personas de Buenos Aires. ¿Puedo sacarte una foto?, agrega.
La frase sale de memoria, como tarjeta de presentación que repite desde mayo de 2012, cuando tomó la decisión de salir a la calle a hacer fotografías de la gente de la ciudad.
Mizrahi es fotógrafa freelance, tiene 25 años y 790 imágenes cargadas en su página de Facebook Humans of Buenos Aires.
Su trabajo está inspirado en Humans of New York, el proyecto del estadounidense Brandon Stanton, quien se propuso crear un censo fotográfico de 10 mil neoyorquinos y acompañar cada imagen con textos breves de la historia del protagonista de la foto.
Mizrahi importó la idea y la recicló, ya pasaron más de tres años y sigo teniendo el impulso de salir de mi casa, entrar a la calle y descubrir al otro y su historia.
Con preguntas simples como ¿Qué estás haciendo? ¿De dónde venís? ¿Qué te pone contento, qué te frustra o a qué le tenés miedo?, un hombre que estaba parado afuera de un auto, con una bebé en sus brazos.
Aceptó que lo fotografiara y le confesó que le daban ganas de tener una teta para poder tranquilizar a su hija cuando su mujer no estaba al lado, otro permitió que lo retratase sentado en un banco de plaza y le explicó que aunque era jubilado seguía trabajando y se había tomado el día para él no para su familia ni para sus amigos, para él.
De la misma manera, una chica accedió a posar frente a su lente y le dijo que se sentía una infiltrada en el sistema por tener que adaptar su vestimenta rockera a una formal en su trabajo; y otro participó de una foto grupal y le contó que prefirió tatuarse a su madre muerta antes que llorarla.
A veces preguntar algo puntual hace que el otro se abra pero otras alcanza con estar ahí, escuchando, cuando sos sincero, invertís tiempo y buscas entender, la conexión aparece.
Además hay sentimientos que nos trascienden a todos, más allá de la etiqueta que tenga la persona cheto, fanático del fútbol, indigente, adolescente, intelectual, cumbiero, enumera- siempre hay algo en común y quiero explorarlo.
Todos los días, durante siete horas, dos o sólo treinta minutos, entre sus proyectos como freelance, sale sin expectativas y sin una organización que la sostenga, no planeo por dónde ir.
Suelo tomarme colectivos en los que nunca viajé y me bajo en un lugar, desde ahí, empiezo a caminar.
En la espontaneidad, una cosa permanece invariable: su mochila negra y, adentro, su cámara.
Mizrahi tenía siete años, quizás ocho, cuando su tío la llevó a un local Musimundo en el shopping Paseo Alcorta y le propuso que eligiese cualquier cosa.
Lo que seleccionase sería su regalo, agarré una Kodak a rollo.
A los días, ya estaba sacándole fotos a los animales del zoológico, rememora.
En su infancia el cambio fue una constante: pasó por varios colegios y distintos hobbies.
Practicó gimnasia artística, voley y hockey, hizo acrobacia en tela aérea, tocó el piano, el fagot, el oboe y la guitarra.
Cuando era más chica intentaba cubrir todo, quería nutrirme de la mayor cantidad de cosas.
Ahora, creo que quizás sólo se trata de preguntarle al de al lado cómo es su vida para conocer otras experiencias.
A sus fotos suelen llegar aquellos en los que percibió una puerta de acceso.
Me acerco más a los que caminan despacio, están parados o sentados. También, a los que captan mi atención por sus características físicas, su vestimenta o por lo que están haciendo.
En la mayoría de los casos, les hablo a los que vienen de frente, hacia mí, me parece violento parar a alguien que está de espaldas, en la calle.
Después de una hora de caminata por la avenida Corrientes y por la calle Florida, Mizrahi da por terminado su recorrido.
Está yendo hacia la estación Carlos Pellegrini del subte B cuando, por segunda vez, se frena de golpe. Individualiza entre la multitud a una pareja con un bebé disfrazado de pingüino.
¿Cómo los vio? ¿Cuándo los vio? El radar de Mizrahi no se apaga aún cuando decide ponerle fin, parece que pasea, andando como quien no mira, pero sí.