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Día de San Cayetano: la misa por el trabajo

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El arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, ofreció este miércoles la misa central en la Iglesia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, antes miles de personas que hicieron hasta cinco cuadras de cola para ingresar al templo para pedir por pan y trabajo, mientras curas bendecían las espigas y estampitas de los fieles.

Bajo el lema “querido San Cayetano, ayúdanos a ver al Cristo vivo en cada hermano“, dos filas que alcanzaron los 500 metros sobre la calle Bynon agrupaban a miles de fieles que se acercaron de todas partes del país.

“Quien tenemos a nuestro lado no es un enemigo, nos une la fe, somos argentinos”, dijo Poli a los presentes, en medio de un silencio seguido de oraciones.

“Vengo a agradecer y a pedir que no le falte trabajo a mis hijos y que puedan terminar su casita, además de dar mi diezmo de siempre”, dijo Pía Gutiérrez, de 78 años, que llegó desde Villa Luzuriaga para hacer la fila “larga” que le permitió acceder a tocar la imagen de San Cayetano.

La mujer, que llegó a las 8 de mañana, realizó los últimos metros del trayecto rezando con un rosario.

En tanto, puestos de vendedores de espigas, estampitas y distintos objetos con la imagen del santo se apostaban a los largo de las dos cuadras que llevan hasta la puerta del templo, donde se instaló el escenario en el que desde las 4 de la madrugada se realizaron las misas.

“Pedí por los que están en la calle y los desempleados”, rompió el silencio una mujer mientras el cardenal ofrecía la misa.

“Vengo a agradecer por este año y por poder subsistir”, apuntó Paula Giusti, de 47 años, quien llegó desde la provincia de Neuquén para la celebración.

“Le vine a pedir que no nos falte trabajo“, dijo la mujer con sus manos sobre una estatuilla de San Cayetano.

En las inmediaciones decenas de voluntarios del colegio San José repartían mate cocido y bizcochos a quienes aún permanecían en las filas.

“Esta es una manifestación profundamente religiosa”, dijo a media mañana el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, en la homilía de la misa central que ofició desde las escalinatas del templo levantado en honor de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, mientras los fieles en fila esperaban para entrar y venerar la imagen del santo.

Poli dijo que “algunos quieren explicarnos que la gente viene por causas económicas o sociales, pero es la fe lo que los mueve y el deseo de paz, pan, trabajo, unidad de sus familias y del pueblo argentino”. E invitó a los fieles presentes a pedir la intercesión del santo “para que cada uno reciba de Dios las gracias materiales y espirituales”.

Si bien preocupa mucho a la Iglesia, el cardenal no se refirió en su homilía a la profundización de la crisis económica del último año, que derivó en un aumento de la pobreza, lo que se interpretó en medios religiosos como un modo de evitar ser acusado de inmiscuirse en la campaña electoral con dos fuerzas muy parejas.

En otro pasaje de su homilía, el purpurado porteño recordó que el papa Francisco afirma que “la primera verdad es que Dios te ama” y graficó: “Como lo hacen los jóvenes y no tan jóvenes, Dios se tatuó el nombre de ustedes para tenerlos presente”.

“El amor del Señor sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado”, afirmó.

Poli aseguró que “la imagen del santito, donde se reflejan tus anhelos y esperanzas es testigo silencioso de muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que millones podrían contar” e insistió en recordarle a los peregrinos: “Cuando se cierran todas las puertas, siempre encontraras abiertas las del santuario del santo del pan y del trabajo”.

“En esta misa vamos a pedir que cada uno de los que vienen al santuario reciban las gracias materiales y espirituales que necesitan para seguir caminando”, sostuvo, e invitó a decir con viva voz: “Viva San Cayetano, viva la Virgen, viva Jesús, viva la Iglesia”.

Al finalizar la misa, el purpurado recorrió las dos filas que se hacen para entrar al santuario de Cuzco 150 y bendijo a los peregrinos como lo hacía su antecesor el hoy papa Francisco.

Miles de fieles pasaron por el santuario de Liniers, donde la fiesta en honor del santo de la Providencia lleva por lema “Querido San Cayetano, como pueblo y familia, ayúdanos a ver a Cristo vivo en cada hermano”.

Monseñor Juan Carlos Ares, obispo auxiliar de Buenos Aires, fue quien abrió las puertas del templo a la medianoche en medio del tañido de campanas, y luego bendijo a los peregrinos.

Una tradición que parece disminuir con el tiempo.

 

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